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23 Después de golpearles con muchos azotes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los guardara con mucha seguridad. 24 Cuando este recibió semejante orden, los metió en el calabozo de más adentro y sujetó sus pies en el cepo.

Conversión del carcelero de Filipos

25 Como a la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los presos les escuchaban.

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